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Fourth Sunday of Advent – 21st of December 2025
A reflection on Love by Marietta Latonio
Advent is the four-week season of preparation leading to Christmas. It starts with hope - in the promise of a Messiah. The second week promises peace and so we believe that Christ is the “Prince of Peace” and He brings reconciliation and new life. The third week centers on joy, rejoicing as Christ's coming comes closer. The themes of hope, peace, and joy culminate in love.
“God is love” (1 John 4:8).
We are entering into the season of Love. God’s perfection of His promise to humanity, of His unwavering commitment to love, save and remain in us. This has been made possible through the Incarnation of Jesus Christ with Mary and Joseph as instruments for this love. Their trust, obedience and courage reveal what love looks like in action. When Mary says, “yes” it opens to the fulfillment of God’s promise and Joseph obeyed God’s instructions wholeheartedly. Their courage teaches us that love involves sacrifice, patience, and surrender to God’s plan.
Jesus Christ is God’s greatest gift to humanity. Sending His only Son, as our Saviour is the ultimate expression of God’s divine love.
The birth of Jesus Christ is the sincerest expression of God’s love for all of us. The mystery of the Incarnation reveals that God’s love is not distant - He chose to enter the world as a child and showed humility by being born in a lowly stable. This reminds us that God’s love reaches even the most forgotten, the underprivileged, and marginalized people in this world.
How much do we love our neighbors? Our enemies?
Jesus Christ’s birth shows that love does not seek power, recognition, a love that does not count the cost nor seek vengeance. How do we show love? Jesus Christ’s birth invites us to become bearers of that same love to ourselves, to our families, communities and daily encounters. Love does not happen only in good times, but the greater test of love is when the occurrences are not to our liking. How much do we love our neighbors? Our enemies?
The fourth Sunday of Advent urges us to prepare our hearts and minds to receive Jesus with love. We mean here an active love - one that is forgiving, serving, caring for the needy and building relationships rooted in compassion and mercy. How do we prepare our hearts for the coming of Jesus Christ? Christmas is not only about celebration, festivities, food, taking on vacations, but more deeply it is about living in God’s love daily. What are we thankful for? And how do we show it?
God’s love visibly inspires us to love others.
The Fourth week of Advent shows God’s love in tangible ways, most especially in the Incarnation of Jesus Christ. God’s love visibly inspires us to love others. As Catherine McAuley instructed her followers***,” Let your love be active, humble and practical-seen in service to those most in need, inspired by God’s love for all.”***
Prayer and contemplation are essential to sustain a love that is both generous and enduring. Mercy and love are inseparable.
As the Fourth Candle of Advent is lit, let us prepare our hearts to receive Jesus Christ, and through Him, to become bearers of God’s love in the world
Marietta Llanos-Latonio is MELF Program Manager and Women's Leadership Development and Advocacy Associate with Mercy International Association: Mercy Global Action.
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Cuarto Domingo de Adviento – 21 de diciembre de 2025
Una reflexión sobre el Amor por Marietta Latonio
El Adviento es el tiempo de cuatro semanas de preparación que conduce a la Navidad. Comienza con la esperanza, en la promesa de un Mesías. La segunda semana promete paz, y así creemos que Cristo es el “Príncipe de la Paz” y que Él trae reconciliación y vida nueva. La tercera semana se centra en la alegría, regocijándonos a medida que la venida de Cristo se acerca. Los temas de esperanza, paz y alegría culminan en el amor.
“Dios es amor” (1 Juan 4,8).
Estamos entrando en el tiempo del Amor. La perfección de la promesa de Dios a la humanidad, de su compromiso inquebrantable de amar, salvar y permanecer en nosotros. Esto ha sido posible a través de la Encarnación de Jesucristo, con María y José como instrumentos de este amor. Su confianza, obediencia y valentía revelan cómo se ve el amor en acción. Cuando María dice “sí”, se abre el camino al cumplimiento de la promesa de Dios, y José obedeció las instrucciones de Dios de todo corazón. Su valentía nos enseña que el amor implica sacrificio, paciencia y entrega al plan de Dios.
Jesucristo es el mayor regalo de Dios a la humanidad. Enviar a su Hijo único como nuestro Salvador es la expresión suprema del amor divino de Dios.
El nacimiento de Jesucristo es la expresión más sincera del amor de Dios por todos nosotros. El misterio de la Encarnación revela que el amor de Dios no es distante: Él eligió entrar en el mundo como un niño y mostró humildad al nacer en un humilde establo. Esto nos recuerda que el amor de Dios alcanza incluso a los más olvidados, a los desfavorecidos y a las personas marginadas de este mundo.
¿Cuánto amamos a nuestros prójimos? ¿A nuestros enemigos?
El nacimiento de Jesucristo muestra que el amor no busca poder ni reconocimiento, un amor que no calcula el costo ni busca venganza. ¿Cómo mostramos amor? El nacimiento de Jesucristo nos invita a convertirnos en portadores de ese mismo amor hacia nosotros mismos, hacia nuestras familias, comunidades y encuentros cotidianos. El amor no ocurre solo en los buenos momentos; la prueba mayor del amor es cuando las circunstancias no son de nuestro agrado. ¿Cuánto amamos a nuestros prójimos? ¿A nuestros enemigos?
El cuarto domingo de Adviento nos exhorta a preparar nuestros corazones y mentes para recibir a Jesús con amor. Nos referimos aquí a un amor activo: uno que perdona, sirve, cuida de los necesitados y construye relaciones arraigadas en la compasión y la misericordia. ¿Cómo preparamos nuestros corazones para la venida de Jesucristo? La Navidad no se trata solo de celebraciones, fiestas, comida o vacaciones, sino, más profundamente, de vivir diariamente en el amor de Dios. ¿Por qué estamos agradecidos? ¿Y cómo lo demostramos?
El amor de Dios nos inspira visiblemente a amar a los demás.
La cuarta semana de Adviento muestra el amor de Dios de manera tangible, especialmente en la Encarnación de Jesucristo. El amor de Dios nos inspira visiblemente a amar a los demás. Como instruyó Catherine McAuley a sus seguidoras: “Que su amor sea activo, humilde y práctico, visible en el servicio a quienes más lo necesitan, inspirado por el amor de Dios por todos”.
La oración y la contemplación son esenciales para sostener un amor que sea a la vez generoso y duradero. La misericordia y el amor son inseparables.
Al encenderse la cuarta vela de Adviento, preparemos nuestros corazones para recibir a Jesucristo y, a través de Él, convertirnos en portadores del amor de Dios en el mundo.
Marietta Llanos-Latonio es Gerente del Programa MELF y Asociada de Desarrollo de Liderazgo de Mujeres y Defensa de Derechos en Mercy International Association: Mercy Global Action.